La reciente decisión de retrasar la votación sobre la Directiva de Diligencia Debida en Sostenibilidad Corporativa (CSDDD) de la UE destaca las complejidades y desafíos en la implementación de regulaciones de sostenibilidad a nivel corporativo.
Este retraso, motivado por preocupaciones sobre la responsabilidad civil y la oposición de países clave como Alemania, subraya la tensión entre los objetivos de sostenibilidad y las preocupaciones empresariales prácticas.
La directiva propuesta, que busca imponer estándares de diligencia debida en cuestiones ambientales, de cambio climático y derechos humanos a las empresas, enfrenta obstáculos significativos.
Este momento representa un punto crítico en el debate sobre cómo equilibrar la urgencia de la sostenibilidad con las realidades del entorno empresarial y legal en Europa.
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