Los llamados criterios ESG (por las siglas de Environmental, Social y Governance) están siendo tenidos en cuenta para valorar el desempeño de RSC de las empresas y su sostenibilidad presente y futura, y, por tanto, para que los inversores tomen sus decisiones sobre en qué organizaciones poner su dinero y en cuáles no.
Aunque ya se ha progresado en la mejora de la divulgación de información (y muchas empresas ya realizan un trabajo ejemplar en la integración y reporte sobre sustentabilidad) aún se necesita lograr una adopción más generalizada y estandarizada.
El presidente y director ejecutivo de BlackRock, Larry Fink, anunciaba en su última carta abierta a los CEO, publicada a inicios de año, que BlackRock iba a iniciar una serie de iniciativas para posicionar la sostenibilidad en el centro de su enfoque de inversión, como por ejemplo haciendo de la sostenibilidad una pieza integral en la construcción de portafolios y el manejo del riesgo, saliendo de aquellas inversiones que presenten un alto riesgo relativo a la sostenibiildad como las productoras de carbón térmico, lanzando nuevos productos de inversión que filtren a los combustibles fósiles, y fortaleciendo su compromiso con la sostenibilidad y la transparencia en sus actividades de investment stewardship.
En ese sentido, los estándares SASB (Sustainability Accounting Standards Board) y TFCD (Task Force on Climate-related Financial Disclosures) se están convirtiendo en los estándares preferidos para aportar transparencia a los accionistas.
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