Los negociadores del Consejo (que agrupa a los Estados miembros) y la Eurocámara han llegado el 20 de abril a un acuerdo con el objetivo de reducir "al menos" un 55% los gases de efecto invernadero para 2030, en comparación con los niveles de 1990.
De esta manera, la UE incrementa la ambición de su meta intermedia que había fijado en una reducción del 40% para esa fecha, y así encarrila sus esfuerzos para conseguir la neutralidad en las emisiones de CO2 para 2050, es decir, con tantos gases producidos como compensados.
La nueva Ley Climática hará vinculante para la UE en su conjunto la consecución de la neutralidad climática para mediados de siglo, aunque no será finalmente obligatorio para cada Estado miembro, para salvar la oposición al acuerdo de grandes críticos como Polonia.
Sin embargo, el objetivo para 2030 no resultó tan ambicioso como había pedido la Eurocámara, que defendió una reducción de emisiones del 60%.
A petición de la Eurocámara, también se creará un Consejo Asesor Científico Europeo, un organismo independiente con 15 miembros para asesorar sobre la alineación de las políticas de la UE con el objetivo de neutralidad climática del bloque.
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